Supervisores, directores y profesores deben asumir su responsabilidad para distribuirlos
Esta es una temporada inusual en el sentido de que las precipitaciones pluviales son más frecuentes e intensas en comparación con años recientes. Con todo y que la temporada de lluvias está en pleno apogeo, la tarea de distribución de libros de texto gratuitos para el nivel básico la lleva adelante la Secretaría de Educación de Chiapas. Diariamente salen camiones cargueros con destino a las distintas regiones del estado para entregar su encomienda: los libros de texto que habrán de ocupar los más de un millón 322 mil escolapios del nivel básico en el ciclo lectivo 2010-2011, que inició el pasado 23 de agosto del año en curso y concluirá el 8 de julio del año próximo. Se trata de 11 millones 267 mil 694 ejemplares, para diferentes grados y niveles, provenientes de Querétaro -sede de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG), en el centro de México, que son concentrados en los 13 almacenes, localizados en Tuxtla Gutiérrez, Mapastepec, Arriaga, San Cristóbal, Comitán, Pichucalco, Tapachula, Palenque, Ocosingo, Motozintla, Villaflores, Yajalón, Bochíl, desde donde son remitidos a las jefaturas de sector y supervisorías para su distribución a las escuelas en los diferentes rincones de Chiapas. Estos libros son los dispositivos de lectura que le permite a los estudiantes, y sus profesores, acceder a áreas de conocimiento teórico y empirico que a la vez los preparen para enfrentar la realidad en mejores condiciones. Sin embargo, no siempre es fácil sacar adelante la tarea. A nivel de logística, no se cuenta con los vehículos suficientes para realizar la distribución, o los viáticos para los choferes y auxiliares no siempre son autorizados por parte de burócratas de la dependencia educativa que pierden de vista la razón de ser de la Secretaría de Educación de Chiapas en alcande a los propósitos educativos del gobierno del estado que encabeza Juan Sabines Guerrero. Aun con dichos obstáculos, el departamento de libros de texto, dependiente de los SEF, entrega los 521 mil 980 libros del nivel preescolar (incluyendo cuadernillos y guías), los 6 millones 218 mil 265 libros del nivel primaria, en tanto que para el nivel secundaria hace llegar 901 mil 948 libros, para telesecundaria 2 millones 70 mil 506 libros y para educación indígena 410 mil 820 libros, éstos en lenguas vernáculas, a los centros de distribución, a donde deben acudir jefes de sector y/o sypervisores para continuar el proceso. Pero esto no garantiza que todos los alumnos de educación básica tengan a tiempo sendos libros de texto gratuitos. Hay casos en los que ha concluido el ciclo escolar y los supervisores no hacen llegar los ejemplares a todas las escuelas que les corresponden. Sucede que la distribución se realiza siguiendo el flujo del organigrama de la SEP, más en ocasiones las supervisorías se convierten en cuellos de botella o francos tapones por los que dejan de circular los libros, en este caso. Las indicaciones del titular de Educación en el Estado, Javier Álvarez Ramos, al respecto, son que ningún niño o adolescente se quede sin los materiales de estudio entregados por la SEP a través de la CONALITEG, más algunos supervisores argumentan no tener recursos -para combustibles, o vehículos, para entregar los textos a las escuelas. O los directores no van por sus cajas a las supervisorías, o los maestros en otros casos, no los entregan oportunamente. En fin, se dan casos en los que debido a razones superables los educandos se quedan sin sus materiales de lectura. Esto ocurre en los niveles primaria y secundaria, no tanto en preescolar. Y es que en tales niveles los supervisores no siempre son educadores, sino que ocupan tales espacios por razones distintas a las educacionales. Por si fuera poco, el reto de la distribución es mayor tratándose de los libros de texto gratuitos para secundaria, porque -a diferencia de los de primaria que son uniformes, 1 o 2 para cada grado, pero son los mismos en todo el país, en este nivel hay una amplia variedad que complica la situación. Veamos, hay 17 asignaturas entre los tres grados de secundaria: 5 en 1º, 6 en 2º y 6 en 3º, y en vez de haber 17 textos (o más en el caso de ocuparse libros adicionales, como los de lecturas o de trabajo), hay 316 títulos. Estos libros no los produce la CONALITEG, institución con 50 años de existencia, sino que los editan 27 empresas editoriales privadas, que participan en la licitación de la SEP. Algunas participan en este mercado de libros de texto -cuyo adquiriente es la SEP, hasta con 35 títulos, como el caso de Ediciones SIM, 29 Castillo, 26 Santillana, 24 McMillan, 23 Patria, 20 Trillas, 17 McGraw -Hill hasta las editoriales que sólo participan con sólo 1 libro, como Editorial Progreso. Se entiende que tales libros de texto han sido dictaminados por la Dirección General de Planeación de la Secretaría de Educación Pública, de conformidad con el Acuerdo número 86, que establece el Procedimiento de revisión y dictamen de libros de texto y apoyos bibliográficos y data de 1982, y que no únicamente pasaron el filtro presupuestal. Y entonces los maestros de secundarias públicas tienen opciones, muchas opciones, y cada quien selecciona los textos que a su parecer cumplen los propósitos de aprendizaje. En el caso chiapaneco, 4 mil 965 maestros, de los subniveles estatal, federal,CONAFE, Técnicas y generales, acudieron en abril pasado a uno de los 28 centros de exhibición, para seleccionar materiales para los 167 mil 496 alumnos del nivel. La justificación para esta dispersión es que hay contextos y necesidades diversas, como diferentes ritmos y niveles de conocimiento. Con todo ello, la entrega de los libros de texto a inicios del ciclo escolar lleva un avance del 50% en términos generales, porque en algunas zonas (urbanas) se ha concluido, quedando pendiente la entrega en lugares remotos y en ocasiones inaccesibles, en la montaña o la selva, por lo cual los supervisores deben asumir su responsabilidad en la materia. A nivel nacional, la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), produce 136 millones de libros para primaria, 24 millones para telesecundaria, 28 millones para secundaria generales y técnicas, 10 millones para preescolar, más de millón y medio en 42 lenguas indígenas, así como libros en braille para invidentes y en macrotipo para débiles visuales.